lunes, 12 de noviembre de 2007

El sistema operativo pervasivo

Seguro que ya os imagináis algo de esto que va a venir, pero en fin. Espero al menos no ser completamente previsible. El sistema operativo que posibilitará la informática pervasiva no es Linux. Al fin y al cabo Linux no es un sistema operativo; es sólo un kernel, alrededor del cual se pueden fabricar todo tipo de basuras. No, el sistema operativo que necesitamos se parecerá bastante a Debian.

¿Por qué no Linux?

El router Linksys WRT54GL es un producto bastante capaz en su categoría. Corre Linux, el firmware original se puede ampliar al gusto, y mucha gente está muy contenta con él. ¿Cuál es el problema? Aparte de que en realidad no es un "router ADSL" (no tiene entrada de teléfono: necesita una conexión Ethernet), el sistema operativo que trae está basado en Busybox; y varias versiones custom del firmware (por ejemplo OpenWrt) están basadas en lo mismo.

Se trata de una versión del kernel Linux que añade varios comandos de Unix, en un entorno minimalista. No trae ni Bash ni cualquier tipo de comando que se salga de lo estrictamente básico. Vuestro amigo León compró uno hace tiempo, y se emocionó cuando vio que el bicho de apariencia tonta ejecutaba un ls y sacaba el contenido del directorio. Pero tras varios días, poco más podía hacer el cacharro. Sí, seguramente aguantaría un tráfico P2P masivo, pero para eso no hace falta un cacharro nuevo; a menudo basta con actualizar el firmware de tu router tradicional. Mi viejo 3Com OfficeConnect 11g va ahora bastante bien. (Además puede que mi unidad estuviera defectuosa, porque al poco rato de uso se colgaba; no investigué más después de la desilusión.)

No, para ser realmente útil no basta con poder cargarle un firmware extendido. Necesitamos un entorno Unix completo. O Windows, o Mac OS X, o lo que sea; pero en una era de aplicaciones web pervasivas, a menudo nos podremos manejar sin entorno gráfico. Pero sí tendremos que poder cargar todos los programas que necesitemos, desde un servidor web hasta reproductores de música. O ¿podemos pensar que un aparato que ni siquiera nos permite almacenar ficheros o usar un editor más avanzado que nano va a ser pervasivo?

Esto significa una distribución de software libre con todas las piezas bien integradas. Los requisitos de almacenamiento se vuelven un poco más puñeteros: ya no nos va a bastar con 8 MB de memoria flash. Y puede que el procesador se nos quede pequeño (aunque de esto hablaremos más adelante). Pero los beneficios son enormes.

¿Necesitamos de verdad software libre?

Cualquier poseedor de aunque sea un triste WRT54GL sabrá que el firmware hecho y distribuido por los usuarios le da 100 vueltas al que trae de fábrica. Esta flexibilidad la posibilita el tener el código fuente, poder mejorarlo y distribuirlo. Y éstos son los atributos básicos del software libre.

Sin el código fuente del programa es casi imposible tomar el programa original y modificarlo a nuestro gusto (o al menos el trabajo se vuelve 10 veces más difícil). Es posible que la mayoría de nosotros no sepa programar; de ahí que la libertad de distribución sea esencial, para que los que sepan pongan su trabajo a disposición de los demás.

¿Por qué una distribución?

Las distribuciones de software libre en general, y Debian en particular, han conseguido lo que parecía imposible: montar un sistema operativo completo, con piezas aleatorias bajadas de internet, y además poblarlo con la mayor variedad de programas imaginable. Ríete tú de las colecciones de shareware que se encuentran en internet, o de las suites de software propietario. Debian tiene todo eso, y mucho más, y además todo software libre. Varios entornos de escritorio, tipos de letra, infinitas librerías, cientos de juegos, programas para todos los usos imaginables. 18733 paquetes a día de hoy. Todo libre y gratis.

Pero lo mejor no es eso. Todo el software cumple unos estándares de calidad impecables, y además tiene un soporte de seguridad de primera categoría. Y todo eso realizado por voluntarios, la mayoría en su tiempo libre (aunque algunos están en nómina de empresas interesadas en usarlo comercialmente). Es difícil pensar que algo así pueda existir y mantenerse, pero lo hace y muy bien.

Y ¿por qué Debian?

En este punto no lo tengo tan claro; podría bien ser un derivado de Debian, como Ubuntu: una selección de paquetes organizados para trabajar juntos. O incluso podría ser un derivado de Fedora, openSUSE, o cualquier otra distribución.

Sin embargo, ninguna de ellas tiene la amplitud de software de Debian, ni la integridad de sus repositorios. A veces Debian es un tanto talibánica en sus planteamientos, como en el caso de los conflictos con los textos con licencia GFDL. Sin embargo, la integración de semejante cantidad de software y los controles de calidad siguen siendo inmejorables.

Si tenemos que poder elegir cualquier colección de software para instalar en nuestros ordenadores y adaptarlos a nuestro uso será a través de una distribución, y Debian sigue siendo la distribución con quien medirse.

Por supuesto, necesitaremos a alguien que elija y configure el software. Aquí es donde los reempaquetadores como Ubuntu pueden añadir valor.

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