martes, 27 de noviembre de 2007

Software pervasivo

En nuestra anterior entrada estuvimos viendo posibles extensiones de la informática pervasiva: dentro del coche, sobre la impresora, o directamente en el reproductor de música. Pero está claro que todos nuestros dispositivos tendrán que comunicarse entre sí, si queremos que sean realmente útiles. Estoy escuchando un disco determinado en mi ordenador de sobremesa, y tengo que irme: pues directamente lo copio al móvil (o incluso se copia solo) y me lo llevo al coche. Estoy de vacaciones y quiero usar en el portátil mi programa de edición de imágenes favorito: me bajo la misma configuración que tengo en casa y ya lo tengo automáticamente ajustado a mis preferencias. (Quien haya tenido que configurar varias veces el Gimp, o cualquier otro programa de fotoedición, sabrá lo coñazo que puede llegar a ser tener un entorno productivo.) Voy pasando mi último artículo de un dispositivo a otro hasta que lo publico. Y ¿cómo si no voy a hacer copia de seguridad de todos mis archivos distribuidos en 20 aparatos?

Aquí es donde el software se vuelve imprescindible. ¿Cómo podemos sincronizar todos nuestros cacharros, para no estar configurando los mismos programas 15 veces o haciendo interminables copias de los mismos archivos de música? Las soluciones básicas son las mismas que para las aplicaciones web en general.

El servidor centralizado. Contratamos los servicios de un proveedor centralizado, como Yahoo! o Google, y dejamos que gestione nuestros datos. Desde cualquier punto podemos subir y bajar archivos, con lo que es un juego de niños tenerlo todo sincronizado.

Hay incluso empresas que venden ordenadores pervasivos con almacenamiento online, por el que cobran cantidades razonables. Un buen ejemplo es el Zonbu: por $15 al mes tienes almacenamiento prácticamente ilimitado (50 GB), con un pago inicial de $99. ¡Y la oferta incluye un ordenador pervasivo! (Otra forma de conseguir este ordenador es mediante un pago único de $250, sin almacenamiento online.) Es una oferta interesante, y sin duda este tipo de tratos tiene bastantes posibilidades.

El servidor casero. En este caso lo que hacemos es guardar todos nuestros datos en un servidor propio, probablemente uno pervasivo como el NSLU2 (Slug para los amigos) de Linksys. Con una conexión a internet tendremos acceso a nuestros archivos desde cualquier parte.

El software está ahí fuera, o al menos las piezas básicas de infraestructura: un servidor OpenSSH nos permite acceso seguro, una conexión con VNC acceso gráfico, y hay una plétora de servidores para transferir datos (NFS, FTP, Samba). El software cliente, sin embargo, no está tan avanzado: tenemos que hacer la gestión básicamente nosotros, elegir qué movemos de un sitio a otro e incluso cuándo.

Comunicación entre iguales. Es el peer-to-peer de toda la vida (desde que hay internet): los aparatos hablan entre sí y se sincronizan. El software más usado hoy día sigue más o menos esta forma: es así como sincronizamos nuestras Palm, nuestros iPods e incluso nuestro correo electrónico con la Blackberry. Es aquí donde el software libre está más en mantillas, y donde el software comercial sigue llevando la delantera. Hay programas razonablemente sofisticados para sincronizar contactos y mensajes con los dispositivos. Sin embargo, es una forma muy imperfecta. No sólo el software comercial nos limita a interactuar de formas predefinidas (como iTunes con la música); además las conexiones no son realmente peer-to-peer, sino más bien maestro-esclavo.

¿Por qué no puedo transmitir canciones de un iPod a otro? Los móviles con Bluetooth permiten una transferencia limitada, básicamente porque faltan la seguridad y gestión semi-inteligente. Sin embargo sería ideal para la sincronización automática entre dispositivos cualesquiera. Puede que realmente sólo necesitemos añadir algunas piezas más de infraestructura, como reconocimiento automático entre dispositivos y facilidades para la transmisión de archivos. Pero la comunidad del software libre se distingue, sobre todo, por saber encontrar soluciones elegantes a los problemas de todos los días. Una mayor integración entre distintos dispositivos (y no sólo la clásica cliente-servidor) sería muy de agradecer, sobre todo si elimina las interminables fricciones entre plataformas.

Es hora de que empecemos a tomar en serio el mercado pervasivo en todas sus formas, y de que el software libre vuelva a tomar la delantera. GNOME ya ha dado los primeros pasos, y hay otros ejemplos (como por ejemplo Qtopia de Trolltech). Sólo así será una opción atractiva, además de robusta, para todas nuestras necesidades.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Nuevos horizontes

No todos los posibles usos de la informática pervasiva se han explorado. Hay muchas posibilidades que no están cubiertas en el mercado hoy día, o al menos no se han popularizado todavía. A continuación listamos unas cuantas.

Ordenador de a bordo. Un ordenador pervasivo para el coche. Del tamaño de una radio, con conexiones USB y un sistema operativo completo. No sólo podría hacer las veces de radio y navegador GPS, además podría proporcionarnos conectividad por wifi o por GPRS sin mayor problema. Y comunicarse con nuestro portátil pervasivo, claro.

Móvil abierto. Un teléfono móvil completamente abierto, algo como un OpenMoko pero a lo bestia. Donde podamos grabar todas las conversaciones que tengamos, encriptar la voz sobre la marcha, y en general hacer un uso más inteligente del móvil. ¿Por qué no puedo enrutar las llamadas al teléfono inalámbrico cuando estoy en casa, de forma que no me cueste un duro? ¿O incluso cuando tenga conexión wifi usar telefonía IP?

Radio controlada por software. La radio digital ya se usa habitualmente. El siguiente paso es contar con un ordenador que nos permita modular la señal mediante un programa. Esto nos da control absoluto sobre la señal, y abre posibilidades que todavía no podemos ni imaginar. Nos falta, eso sí, disponer de una banda de frecuencias de la que podamos disponer libremente. Los asuntos legales (como por ejemplo sintonizar la radio de la policía) pueden tener este campo paralizado bastante tiempo, pero no por siempre.

Móvil inverso. No basta con un móvil completamente abierto; en este caso también sería útil poder añadir capacidades de móvil a cualquier cacharro que ya tengamos. Y no sólo para transmisión de datos, sino también para comunicarse por voz, hacer de puente con telefonía IP, redirigir llamadas y hasta habilitar la centralita casera automática.

Reproductor de música. Aunque ya tengamos Rockbox para multitud de dispositivos, y aunque le podamos poner Linux al iPod, todavía no existe un reproductor realmente abierto y versátil que cubra todas nuestras necesidades. Sí, hoy día podemos reproducir música en el ordenador o en el móvil; pero capacidades como la sincronización automática podrían ser realmente útiles. Si estoy escuchando un disco en casa, el reproductor podría investigar cuál, importarlo directamente y por fin llevármelo al trabajo.

Impresora inteligente. ¿Por qué ese cacharro que se sienta en nuestra mesa tiene un procesador tan infrautilizado? Una impresora pervasiva (que contuviera un ordenador completo y abierto) nos permitiría retrasar la impresión de ciertos documentos hasta que no nos moleste, aprovechar mejor el papel, tener un servidor de impresión wifi y cualquier otra idea que racionalice la impresión casera. Por ejemplo, permitir imprimir algo desde el trabajo a través de una conexión GPRS.

Vuestro amigo León prevee que estos aparatos serán populares en unos pocos años. Por supuesto que no necesitaremos tener encima un cacharro para cada categoría; unos pocos doblarían facilidades hasta cubrir nuestras necesidades de la forma más cómoda. Por ejemplo, elegir el ordenador a usar sólo atendiendo al tamaño y a la potencia que necesitemos llevar encima. El software que permita tener todo accesible todo el tiempo y sincronizar contactos, música y demás información personal todavía no existe, pero ya hay gérmenes de software libre, que con un poco de suerte revisaremos en otra entrada.

Si conocéis ordenadores de estas categorías que ya estén a la venta, o bien tenéis otras ideas pervasivas, no olvidéis contárnoslo en un comentario.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Regalos navideños pervasivos

Se acerca la Navidad, y este año viene cargada de regalos que caen dentro de la informática que nos invade. Estos aparatos corren Linux, y empiezan a desbordarse en categorías tradicionalmente reservadas a la electrónica de consumo (como un radio-reloj despertador) o incluso sin ninguna electrónica (como los marcos de fotos). El mayor problema que podemos tener es que estén completamente capados y no nos permitan ampliarlos o ni siquiera modificarlos, como el iPhone. Para que se pueda sacarle todo el jugo a nuestro regalo (y podamos jugar más allá del día de Reyes) tenemos que fijarnos especialmente en que esté abierto y nos permita trastear.

La web Linux Devices ha elegido 10 regalos para un geek. Algunos de ellos ya los hemos visto aquí, otros están en la lista de cosas que revisar, y todavía otros son nuevas categorías a explorar. Vamos a verlos brevemente, prestando atención a lo abiertos que están para el cacharreo.

El primero es un reproductor de música con Linux, Sansa Connect. A través de este aparato, y sin necesidad de ordenador, nos podemos conectar a servicios online mediante wifi y descargar música. La página web del fabricante requiere Flash, y el cacharro en general está capadísimo. Unos $150 en USA.

Después tenemos un terminal de mensajería instantánea, el Zipit Wireless Messenger 2 (Z2). De nuevo la página oficial requiere Flash. ¿Se puede "juaquear", del verbo hack, es decir: modificar más allá de los deseos del fabricante? La respuesta en este caso es: quizás. El modelo anterior, el Z1, ha sido bastante popular y ha dado bastante juego. Parece que el inventor original, un tal Ralph Heredia, promete soporte a la comunidad linuxera; pero por ahora su prioridad está en los niñatos yanquis. Y cuesta otros $150 en USA.

A continuación el clásico radio-reloj despertador, pero con Linux: el Chumby. Parece que es muy abierto: se puede usar como marco digital, radio-reloj, o hasta como altavoces para un iPod. Y la página oficial, gracias a dios, no requiere Flash. Sin embargo nos costará un poco más, $180 en USA.

¿Echábais de menos algún teléfono móvil ? Ahora viene el primero, un MotoRokr Z6 de Motorola: es su primer terminal con Linux en Estados Unidos. Capado como cualquier móvil, pero puedes ejecutar programas Java. Por $275 en USA, y en España por 260 €.

¿"Capado como cualquier móvil"? Ahora os presentamos un teléfono móvil completamente libre. El OpenMoko Neo 1973 estará pronto a la venta, y ahora mismo puedes comprar una versión preview. Completamente abierto y programable; si además te pillas el kit del desarrollador, podrás incluso trastear con el hardware. Por $300 o $450 mientras les dure la versión de evaluación.

Este ultraportátil lo hemos visto ya en La Era Pervasiva: un Asus Eee. Este portátil de menos de 1 kg está completamente abierto, aunque puede que no por mucho tiempo. Por $300 si es que encuentras dónde comprarlo.

Ahora viene la tableta de internet de Nokia, la N810. Esta versión mejorada trae un teclado completo, radio FM, receptor GPS y es más rápida que la anterior N800. El regalo de ensueño para todo geek; incluye la plataforma abierta Maëmo. Unos $380 en USA (según LD; más bien son $450), y precio por determinar en España.

Otro ultraportátil, nuestro viejo amigo el OLPC, ocupa el siguiente puesto. También es muy goloso: trae cámara integrada, red interconectada por mesh y un interfaz novedoso. Sólo disponible en USA: por la promoción da uno, recibe uno sueltas $380 para conseguirlo, y los fabricantes prometen regalar otro a un niño necesitado. No, tú no cuentas como "niño necesitado".

Y otro teléfono móvil, igualmente capado: el RAZR2 V8 de Motorola. Vuestro amigo León confiesa no ser muy aficionado a los móviles, así que no le veo mucha gracia a este cacharro cerrado por todas partes. Y menos si cuesta unos $500 (liberado).

Terminamos con un equipo de música digital, el Digital Music System de Sonos. Es otra idea original: un equipo de música con altavoces y un controlador (que es lo que realmente va con Linux), todo modular e inalámbrico y que podemos distribuir como queramos. Ni idea de si el controlador está abierto o cerrado, la verdad. Unos $1000 en USA según configuración; parece que está disponible en España, aunque sólo en sitios de gama alta.

Como mención honorífica, Linux Devices ha escogido un firewall USB: el Yoggie Pico. Es en realidad un ordenador Linux metido en una llave USB, que nos sirve para securizar nuestro Windows Vista. Poco juaqueable, pero es una idea muy curiosa, por $150.

Para más información podéis visitar el artículo original, que enlaza con los respectivos artículos de Linux Devices con más información. Todo por elegir el regalo para vuestro amigo, amiga o pareja geek. Él o ella os lo agradecerán.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Un portátil pervasivo

Supongamos que eres un escritor en ciernes. Te gusta escribir, pero no le puedes dedicar todo el tiempo que te gustaría. Tienes que aprovechar los ratos libres que te deja la ardua tarea de ganarte el pan; y a veces son de vacaciones, otras veces en el autobús o en el metro, y puede que incluso estés de corresponsal en un país remoto sin acceso fácil a un enchufe.

Necesitas lo que se conoce como un subnotebook, o un subportátil; también conocido como ultraportable o ultraportátil. Es una categoría que ya existe: máquinas de un kilo y poco más de peso, generalmente pequeñas. La batería debería durar un mínimo de tres horas. Por desgracia, este segmento está plagado de máquinas carísimas: es bastante común tener que gastarse 2000 € para que tu portátil pese menos de 2 kg. Los Sony Vaio han colonizado esta categoría antiguamente dominada por los IBM ThinkPad; Samsung también tiene algunas máquinas muy interesantes. Vuestro amigo León estuvo una vez tentado de gastarse 800 € en una máquina de oferta, un Q40 golosísimo (en una máquina que valía 1400 €; sus 1.14 kg de peso la hacían reina de esta categoría). Por suerte triunfó el sentido común.

A estos precios es fácil imaginarse que estos portátiles están sólo al alcance de vicepresidentes y otras figuras. Sin embargo, la situación está a punto de cambiar. Y el cambio viene de la mano de un personaje curioso, tratado muchas veces como "visionario" pero que rara vez ha estado a la altura. En esta ocasión Nicholas Negroponte parece que ha cantado bingo.

Es el famoso proyecto OLPC, o one laptop per child (un portátil por niño). A un objetivo de $100 por unidad, Negroponte se propuso fabricar un portátil que pudiera usarse en el tercer mundo y ocupar el lugar de los libros de texto en la educación de una nueva generación. Su razonamiento era: los libros de texto son costosos y se quedan desfasados en seguida. Si el coste de educación por niño es de sólo $100 en total, los gobiernos de los países en desarrollo pueden permitirse pagarlo; los libros pueden actualizarse automáticamente (a un coste unitario cero). La creación del libro puede hacerse también de forma más barata, incluso por un equipo de voluntarios; de paso los niños estarán expuestos a la tecnología desde pequeños, lo que los hará más aptos para desarrollar sus países respectivos.

Como siempre, el diablo está en los detalles. ¿Quién hace los libros? ¿Quién paga los portátiles? ¿Vale la pena pagar tecnología obsoleta a ese precio, o es mejor reciclar PCs viejos del primer mundo? El equipo de OLPC ha hecho un buen trabajo en convertir la idea en un proyecto creíble, con una interfaz increíblemente sencilla, y tecnologías innovadoras como una pantalla legible al sol y una batería de alto rendimiento. La parte de la educación está más verde, ya que se ha dejado más en manos de los gobiernos participantes.

Sin embargo, seamos egoístas: incluso aunque nos importe un pepino la educación de estas criaturas, el OLPC ha generado interés justo en la categoría que nos interesa. Intel vio un peligro en estas máquinas con procesadores de AMD y sacó su propia versión, los Classmate PCs (que recientemente han visto su parte de polémica por su uso en Nigeria: Mandriva o Linux). Por su parte, Asus respondió con el eee: un portátil con un precio objetivo de $200 de características similares.

El precio es un asunto obviamente peliagudo. Mientras que se puede pensar que el proyecto OLPC ha fracasado con su objetivo de $100, los promotores aseguran que sigue siendo conseguible a largo plazo. Por ahora se conforman con venderlos a $200, y esperan que con el tiempo (y el gran volumen de ventas esperado) se pueda acercar al objetivo. El Asus eee costará probablemente más cerca de los $300, mientras que el Classmate PC no era barato para empezar.

Ahora el OLPC es un proyecto en marcha. En USA y Canadá está en marcha la iniciativa Give One. Get One, con la que esperan que los ciudadanos de estos países paguen $400 por un portátil para ellos y otro para un niño del tercer mundo. Los $200 del niño son deducibles como donación, consigues un juguete, y además te sientes bien. Sin embargo, el portátil sigue siendo bastante caro.

El interés de esta nueva categoría de ultraportátiles baratos está probablemente más en el primer mundo que en el tercero: ¿quién no le compraría un ordenador a su hijo a ese precio? Y sobre todo, nuestro amigo olvidado del principio: el escritor en ciernes, tiene su máquina perfecta sin necesidad de arruinarse.

En artículos posteriores analizaremos las máquinas más en profundidad. Mientras tanto, hasta el 26 de noviembre tienes la oportunidad de comprarte un OLPC y donar otro, sólo en USA y Canadá.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Clientes ligeros: Wyse S10

Hace muchos años (desde finales de los 90) que se viene hablando de los clientes ligeros: máquinas poco potentes, sin disco duro, que sustituirían a los ordenadores de sobremesa normales. Todos los programas y los documentos residirían en un servidor central, que contendría la configuración. De esta forma toda la configuración y administración podría hacerse en remoto, reduciendo el coste de mantenimiento al mínimo. Las empresas que llevan tanto tiempo dando la brasa sobre el tema son, justamente, las que venden servidores centrales: IBM y Sun las más prominentes. Pero el negocio no termina de despegar.

Excepto que sí ha despegado. Citrix lleva años vendiendo clientes ligeros y el software necesario para que ejecuten el sistema operativo que elijas (Windows o Linux). La empresa pasó recientemente la marca mágica en USA de los mil millones de dólares en ingresos anuales. Mientras los dos dinosaurios cobran cantidades disparatadas por sus "clientes ligeros" y el software de servidor asociado, Citrix y bastantes otras empresas del ramo (incluyendo VMWare) cobran precios bastante más razonables por el software de servidor. De hecho muchas grandes empresas han optado por mantener todo su software en grandes CPDs (centros de proceso de datos, o datacenters en inglés) y administrarlo todo desde allí.

Aunque aquí nos interesa más el hardware: el cliente ligero en sí. Recientemente he tenido la oportunidad de ver un cliente ligero de Wyse, un Wyse S10. Este modelo tiene sólo 128 MB de memoria RAM y cuatro puertos USB; nada de memoria Flash, de forma que es un cliente ligero puro y toda la configuración está en el servidor. Su procesador es un AMD Geode GX y va a sólo 366MHz, lo que lo pone sólidamente en la categoría de máquinas pervasivas que son nuestras favoritas: no tiene ventilador ni partes mecánicas, consume unos 6 Watt, y mide 18x12x3.5 cm. Sí, sólo 3.5 centímetros de alto. Para que os hagáis una idea es del tamaño de un bestseller.

En esta lista de precios (en inglés) lo podemos encontrar por $269. En la misma página hay también una comparativa de las características más prominentes. En España lo podemos conseguir por unos 200 € si buscamos lo suficiente; aunque por supuesto lo más caro va a ser el software. Podemos cargar un cliente Citrix (con lo que el software de servidor será de la misma empresa) o una instancia de VMWare; o de hecho cualquier cosa que soporte el protocolo RDP (alias rdesktop). Al arrancar irá a la máquina de red que tenga configurada y se bajará el software a ejecutar.

¿Es suficiente el procesador Geode a 366 MHz? Para lo que tiene que hacer, que es mostrar lo que le llega por la red, debería ser perfecto. Por otro lado necesitaremos un servidor bastante potente, o varios si no queremos depender de uno solo. El inicio es bastante rápido: lo podemos tener andando en menos de 20 segundos.

¿Qué opciones tengo? Se puede usar con Citrix, Windows, Linux y casi cualquier cosa. (Mac OS X da problemas, posiblemente por la protección de Apple.) Si no nos gustan estos clientes ligeros hay otras muchas opciones en el mercado, incluyendo máquinas ligeras genéricas. Lo único que tienen que soportar es arranque desde red, o netboot.

¿Cómo dimensionar los servidores necesarios? En principio el problema puede parecer muy complicado: el número de servidores y su configuración que necesitamos dependerá del número de puestos, el sistema operativo, los programas que se usen y las cargas media y máxima de cada puesto. Sin embargo, la respuesta es absurdamente simple: por ensayo y error, como con cualquier servidor remoto. Empezamos con una máquina normal y le conectamos varios clientes ligeros; en un momento dado la respuesta empezará a degradarse. En este momento comprobamos cuál es el recurso limitante: memoria RAM, disco o procesador. Si es la memoria o el disco añadimos más según sea necesario; si vemos que hay recursos sin utilizar reducimos la configuración. Cuando el factor limitante sea el procesador, o no podamos añadir más RAM, la máquina ha alcanzado su límite. Por supuesto que tendremos que probar con la carga típica de la máquina, no basta con arrancar el sistema y dejarlo sin hacer nada. Lo ideal es empezar con un piloto e ir añadiendo usuarios.

Como regla aproximada, un servidor con RAM suficiente (de 2 GB en adelante) y un procesador decente (procesador de doble núcleo a 2.0 GHz) debería soportar como mínimo 4 escritorios, según sistema operativo y configuración; si se trata de Linux podría llegar a soportar 16 clientes. El mantenimiento debería ser muy sencillo: basta con configurar, administrar y hacer copias de seguridad en los servidores. Todo esto suponiendo que sean aplicaciones más o menos ligeras (navegador y programas de oficina); si queremos hacer proceso gráfico y demás tareas que necesitan mucho procesador la relación comienza a ser 1:1, y los clientes ligeros pierden sentido.

martes, 13 de noviembre de 2007

Ordenador por menos de $200, agotado

Leo en the debian user:

Un ordenador por menos de $200, agotado en Wal-Mart y ZaReason.

El bicho es un Everex gPC TC2502. La g se supone que viene de green, verde: el consumo medio es de sólo 2 Watt (ejem, watios), y el nivel de ruido no pasa de 28 decibelios. Creedme, 28 dB es bastante silencioso; a 1 metro de distancia es como un susurro. Sí, vale: es como si tuvieras a un tipo a un metro de distancia susurrando todo el rato, puede llegar a ponerte nervioso. Pero te acostumbras rápido.

El sistema operativo es gOS, un derivado de Ubuntu con añadidos propios (incluyendo aplicaciones de Google). Tiene soporte de por vida de actualizaciones de software. Queda por ver cómo se porta gOS en cuanto a actualizaciones de seguridad y soporte técnico; pero si no resulta bien siempre puedes pasarte a Ubuntu. El procesador, un VIA C7-D a 1.5 GHz, debería ser suficiente para las tareas diarias más comunes: navegar por internet, escribir documentos y compartirlos con ordenadores Windows, y ver películas.

No es un ordenador pervasivo en el sentido que hemos usado aquí; no deja de ser un ordenador de torre, de aspecto bastante normalito. Pero algunas de sus características son llamativas: consumo mínimo, poco ruido, sistema operativo basado en Ubuntu (y con actualizaciones gratis), y sobre todo muy barato. El resto es bastante adecuado (al menos para correr Ubuntu): 512 MB de memoria, 80 GB de disco duro, 6 puertos USB, tarjeta gráfica integrada y combo DVD-ROM/CD-RW.

Con vistas a justificar la compra de un aparato de éstos: ¿cuánto podemos ahorrar en electricidad usando un gPC? Depende del uso que le demos. Un ordenador normal que gaste unos 100 W y que se use durante cuatro horas al día estará consumiendo
4h · 100 W = 0.4 kWh al día, o 0.4 kWh · 30 = 12 kWh al mes.
Al precio español aproximado de 0,10 € por kilowatio-hora, el consumo total es de 1,20 € al mes, lo que no es muy significativo. Pero si lo tuviéramos de servidor encendido todo el día, la cosa tiene otro aspecto.
24h · 100 W = 2.4 kWh al día, o 72 kWh al mes,
lo que resulta en 7.20 € al mes. Por contra, el gasto del gPC es marginal, por lo que usándolo estaremos ahorrando unos 7 € al mes. Podemos pagarnos el ordenata completo en 2 años y 4 meses.

Contra lo que dice el titular, todavía se pueden comprar en ZaReason.

¿Hacia dónde vamos?

¿Para qué sirve este diario? ¿Es sólo otro blog absurdo monotemático, empecinado en un asunto y que lo ve todo a través de un prisma sesgadísimo?

Esperemos que no. Vuestro amigo León es un apasionado de las máquinas pequeñas: creo que tienen mucho potencial, y que están muy lejos de haber agotado sus posibilidades en un montón de campos. No todo va a ser informática pervasiva, ordenadores pervasivos ni va a suponer un cambio radical en nuestras vidas. No, amigos: es un campo emergente, y creo que va ir a más. Probablemente va a ser un mercado gigantesco donde habrá sus más y sus menos: desde timos gigantes a obras maestras. Pero seguramente será importante en esa forma sutil en que las cosas cambian la vida de las personas: sin casi darnos cuenta.

En esta vena me propongo revisar las llegadas al mercado de productos que se acerquen a las líneas establecidas desde el principio: máquinas pequeñas, baratas y de propósito general; a ser posible con cierta tendencia a fundirse con el entorno. A veces incluso (con suerte y suficiente presupuesto) publicaré comparativas reales con las máquinas en la mano. Lo más interesante puede que sea buscar las alternativas más interesantes para escenarios concretos: un escritor viajero, una oficina, el salón.

También puede ser que los ordenadores pequeños y baratos no sean más que una moda pasajera. En cierto momento la gente igual se da cuenta de que no quiere tantos cacharros para nada, ni para llevarlos encima ni para tenerlos en la mesa. No todo el mundo es escritor, las redes distan bastante de ser tan pervasivas como nos gustaría a muchos, y la gente se cansa pronto de las modas que no aportan mucha utilidad. En este caso, la utilidad de este diario no pasará de revisar algunas máquinas coquetas con un mercado pequeño pero entusiasta.

Aunque los diarios de actualidad sean bastante canallas, el tema elegido debería quedar bien en este formato. Las máquinas del tipo que veremos aquí tienen una vida comercial de varios años, bastante más que otras áreas de la informática donde los modelos son mucho más volátiles.

Estas primeras entradas han servido, espero, para sentar el tono del diario; aunque ahora mismo no sea más que para una audiencia esencialmente unipersonal. Con el tiempo, cuando lleguéis los visitantes, espero que encontréis algo de interés en estas páginas.

lunes, 12 de noviembre de 2007

El sistema operativo pervasivo

Seguro que ya os imagináis algo de esto que va a venir, pero en fin. Espero al menos no ser completamente previsible. El sistema operativo que posibilitará la informática pervasiva no es Linux. Al fin y al cabo Linux no es un sistema operativo; es sólo un kernel, alrededor del cual se pueden fabricar todo tipo de basuras. No, el sistema operativo que necesitamos se parecerá bastante a Debian.

¿Por qué no Linux?

El router Linksys WRT54GL es un producto bastante capaz en su categoría. Corre Linux, el firmware original se puede ampliar al gusto, y mucha gente está muy contenta con él. ¿Cuál es el problema? Aparte de que en realidad no es un "router ADSL" (no tiene entrada de teléfono: necesita una conexión Ethernet), el sistema operativo que trae está basado en Busybox; y varias versiones custom del firmware (por ejemplo OpenWrt) están basadas en lo mismo.

Se trata de una versión del kernel Linux que añade varios comandos de Unix, en un entorno minimalista. No trae ni Bash ni cualquier tipo de comando que se salga de lo estrictamente básico. Vuestro amigo León compró uno hace tiempo, y se emocionó cuando vio que el bicho de apariencia tonta ejecutaba un ls y sacaba el contenido del directorio. Pero tras varios días, poco más podía hacer el cacharro. Sí, seguramente aguantaría un tráfico P2P masivo, pero para eso no hace falta un cacharro nuevo; a menudo basta con actualizar el firmware de tu router tradicional. Mi viejo 3Com OfficeConnect 11g va ahora bastante bien. (Además puede que mi unidad estuviera defectuosa, porque al poco rato de uso se colgaba; no investigué más después de la desilusión.)

No, para ser realmente útil no basta con poder cargarle un firmware extendido. Necesitamos un entorno Unix completo. O Windows, o Mac OS X, o lo que sea; pero en una era de aplicaciones web pervasivas, a menudo nos podremos manejar sin entorno gráfico. Pero sí tendremos que poder cargar todos los programas que necesitemos, desde un servidor web hasta reproductores de música. O ¿podemos pensar que un aparato que ni siquiera nos permite almacenar ficheros o usar un editor más avanzado que nano va a ser pervasivo?

Esto significa una distribución de software libre con todas las piezas bien integradas. Los requisitos de almacenamiento se vuelven un poco más puñeteros: ya no nos va a bastar con 8 MB de memoria flash. Y puede que el procesador se nos quede pequeño (aunque de esto hablaremos más adelante). Pero los beneficios son enormes.

¿Necesitamos de verdad software libre?

Cualquier poseedor de aunque sea un triste WRT54GL sabrá que el firmware hecho y distribuido por los usuarios le da 100 vueltas al que trae de fábrica. Esta flexibilidad la posibilita el tener el código fuente, poder mejorarlo y distribuirlo. Y éstos son los atributos básicos del software libre.

Sin el código fuente del programa es casi imposible tomar el programa original y modificarlo a nuestro gusto (o al menos el trabajo se vuelve 10 veces más difícil). Es posible que la mayoría de nosotros no sepa programar; de ahí que la libertad de distribución sea esencial, para que los que sepan pongan su trabajo a disposición de los demás.

¿Por qué una distribución?

Las distribuciones de software libre en general, y Debian en particular, han conseguido lo que parecía imposible: montar un sistema operativo completo, con piezas aleatorias bajadas de internet, y además poblarlo con la mayor variedad de programas imaginable. Ríete tú de las colecciones de shareware que se encuentran en internet, o de las suites de software propietario. Debian tiene todo eso, y mucho más, y además todo software libre. Varios entornos de escritorio, tipos de letra, infinitas librerías, cientos de juegos, programas para todos los usos imaginables. 18733 paquetes a día de hoy. Todo libre y gratis.

Pero lo mejor no es eso. Todo el software cumple unos estándares de calidad impecables, y además tiene un soporte de seguridad de primera categoría. Y todo eso realizado por voluntarios, la mayoría en su tiempo libre (aunque algunos están en nómina de empresas interesadas en usarlo comercialmente). Es difícil pensar que algo así pueda existir y mantenerse, pero lo hace y muy bien.

Y ¿por qué Debian?

En este punto no lo tengo tan claro; podría bien ser un derivado de Debian, como Ubuntu: una selección de paquetes organizados para trabajar juntos. O incluso podría ser un derivado de Fedora, openSUSE, o cualquier otra distribución.

Sin embargo, ninguna de ellas tiene la amplitud de software de Debian, ni la integridad de sus repositorios. A veces Debian es un tanto talibánica en sus planteamientos, como en el caso de los conflictos con los textos con licencia GFDL. Sin embargo, la integración de semejante cantidad de software y los controles de calidad siguen siendo inmejorables.

Si tenemos que poder elegir cualquier colección de software para instalar en nuestros ordenadores y adaptarlos a nuestro uso será a través de una distribución, y Debian sigue siendo la distribución con quien medirse.

Por supuesto, necesitaremos a alguien que elija y configure el software. Aquí es donde los reempaquetadores como Ubuntu pueden añadir valor.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Categorías pervasivas

Los ordenadores al uso se mueven en unas categorías bastante rígidas: de escritorio, torre y portátil. Poco hay que se salga de ellas; sólo desde hace unos pocos años se han popularizado los ordenadores de tableta, PDAs, o media centers; aunque algunos existieran desde mucho antes.

Los ordenadores "pervasivos" (los que invaden el entorno) desafían a veces las categorías anteriores. Todos son más o menos portátiles; desde ultraportátiles a "manejables", aunque algunos vengan más bien "empotrados". Pero sí podemos distinguir algunas categorías incipientes.

En primer lugar tenemos los ordenadores de sobremesa. Pero en lugar de comerse toda la sobremesa, puede que sólo ocupen en un trocito; algunos se acoplan al monitor (mediante el estándar VESA) y quedan prácticamente ocultos a la vista. En la foto de la izquierda vemos un Tuxbox.

A continuación tenemos los ultraportátiles. Serían el equivalente de un portátil en versión reducida. Pero en lugar de costar el triple que un portátil normal, los podemos conseguir por la tercera parte. El Asus eee es un ejemplo perfecto.

Pero hay más categorías: como "inclasificable". El Yoggie Pico se sale de cualquier esquema clásico: es una llave USB que contiene un ordenador completo, y que hace las funciones de firewall para un PC cualquiera.

La categoría clásica de PDA viene a integrarse en la informática pervasiva no como un hermano pequeño, sino como un miembro de pleno derecho. El rendimiento del procesador y el consumo viene a estar en los mismos márgenes que en las demás categorías. Incluso un modesto iPod puede ampliarse para ejecutar funciones que sus creadores no han tenido en cuenta.

Otros ordenadores vienen ya integrados en electrodomésticos, muebles, paredes, coches y otros elementos con mayor o menor fortuna. Su utilidad dependerá básicamente de las posibilidades de cargar un sistema operativo completo; que normalmente son nulas, por lo que poco nos interesarán aquí. En la imagen el tablero de un Nissan Qashqai.

Parece que las categorías que estamos viendo no son una gran ayuda a la hora de elegir un producto. Hay usos que pueden satisfacerse tan bien con un ultraportátil como con una PDA.
Lo que haremos antes de elegir un modelo determinado será considerar el uso que queramos darle. Esto incluye: rendimiento, prestaciones y manejabilidad.

Por supuesto, el diseño juega un papel importante en un ordenador pervasivo; su aspecto debe también integrarse en el medio, por lo que será uno de los factores a considerar. Hay ordenadores que podemos poner en el salón sin ningún problema mientras que otros sólo pegan en una fábrica. En un rango reducido de casos el aspecto importa poco, como por ejemplo un servidor de impresión; pero como somos coquetos también lo tendremos en cuenta.

La era pervasiva

Como tantas veces antes, estamos en el umbral de otro cambio tecnológico más: la era de la informática pervasiva. Si todo sigue según el plan, auténticos enjambres de ordenadores pasarán a ocupar nuestras mesas, invadir nuestras casas y acompañar nuestros viajes.

Ya hemos visto otros cambios semejantes, y varias veces. El paradigma de las computadoras centrales dejó paso a la informática "personal"; los ordenadores de juguete se transmutaron en el ordenador de oficina, para luego volver a convertirse en "juguetes" -- esta vez en la palma de la mano. En breve veremos cómo los ordenadores asaltan todos los rincones de la casa, incluyendo varias unidades sobre el escritorio y otras tantas en la maleta.

Las condiciones para que llegue este cambio empiezan a ser visibles hoy. Entre ellas están
  • Coste mínimo (menor de 100 €)
  • Un sistema operativo libre y gratuito: mientras los dispositivos sigan cerrados a cal y canto malamente podremos explotar su potencial. Además en el precio unitario no caben muchos "impuestos revolucionarios".
  • Comunicación animada ( entre ellos.
Al contrario que la idea detrás del OLPC, la revolución no empezará en el tercer mundo. Es aquí en los países desarrollados donde alcanzarán toda su utilidad, y donde los cambios serán más visibles.

Esta bitácora examinará el progreso de esta era pervasiva que nos espera. En el proceso veremos también qué máquina de este tipo podemos colocar en el salón ("media center"), de servidor o usar como portátil.