En nuestra anterior entrada estuvimos viendo posibles extensiones de la informática pervasiva: dentro del coche, sobre la impresora, o directamente en el reproductor de música. Pero está claro que todos nuestros dispositivos tendrán que comunicarse entre sí, si queremos que sean realmente útiles. Estoy escuchando un disco determinado en mi ordenador de sobremesa, y tengo que irme: pues directamente lo copio al móvil (o incluso se copia solo) y me lo llevo al coche. Estoy de vacaciones y quiero usar en el portátil mi programa de edición de imágenes favorito: me bajo la misma configuración que tengo en casa y ya lo tengo automáticamente ajustado a mis preferencias. (Quien haya tenido que configurar varias veces el Gimp, o cualquier otro programa de fotoedición, sabrá lo coñazo que puede llegar a ser tener un entorno productivo.) Voy pasando mi último artículo de un dispositivo a otro hasta que lo publico. Y ¿cómo si no voy a hacer copia de seguridad de todos mis archivos distribuidos en 20 aparatos?
Aquí es donde el software se vuelve imprescindible. ¿Cómo podemos sincronizar todos nuestros cacharros, para no estar configurando los mismos programas 15 veces o haciendo interminables copias de los mismos archivos de música? Las soluciones básicas son las mismas que para las aplicaciones web en general.
El servidor centralizado. Contratamos los servicios de un proveedor centralizado, como Yahoo! o Google, y dejamos que gestione nuestros datos. Desde cualquier punto podemos subir y bajar archivos, con lo que es un juego de niños tenerlo todo sincronizado.
Hay incluso empresas que venden ordenadores pervasivos con almacenamiento online, por el que cobran cantidades razonables. Un buen ejemplo es el Zonbu: por $15 al mes tienes almacenamiento prácticamente ilimitado (50 GB), con un pago inicial de $99. ¡Y la oferta incluye un ordenador pervasivo! (Otra forma de conseguir este ordenador es mediante un pago único de $250, sin almacenamiento online.) Es una oferta interesante, y sin duda este tipo de tratos tiene bastantes posibilidades.
El servidor casero. En este caso lo que hacemos es guardar todos nuestros datos en un servidor propio, probablemente uno pervasivo como el NSLU2 (Slug para los amigos) de Linksys. Con una conexión a internet tendremos acceso a nuestros archivos desde cualquier parte.
El software está ahí fuera, o al menos las piezas básicas de infraestructura: un servidor OpenSSH nos permite acceso seguro, una conexión con VNC acceso gráfico, y hay una plétora de servidores para transferir datos (NFS, FTP, Samba). El software cliente, sin embargo, no está tan avanzado: tenemos que hacer la gestión básicamente nosotros, elegir qué movemos de un sitio a otro e incluso cuándo.
Comunicación entre iguales. Es el peer-to-peer de toda la vida (desde que hay internet): los aparatos hablan entre sí y se sincronizan. El software más usado hoy día sigue más o menos esta forma: es así como sincronizamos nuestras Palm, nuestros iPods e incluso nuestro correo electrónico con la Blackberry. Es aquí donde el software libre está más en mantillas, y donde el software comercial sigue llevando la delantera. Hay programas razonablemente sofisticados para sincronizar contactos y mensajes con los dispositivos. Sin embargo, es una forma muy imperfecta. No sólo el software comercial nos limita a interactuar de formas predefinidas (como iTunes con la música); además las conexiones no son realmente peer-to-peer, sino más bien maestro-esclavo.
¿Por qué no puedo transmitir canciones de un iPod a otro? Los móviles con Bluetooth permiten una transferencia limitada, básicamente porque faltan la seguridad y gestión semi-inteligente. Sin embargo sería ideal para la sincronización automática entre dispositivos cualesquiera. Puede que realmente sólo necesitemos añadir algunas piezas más de infraestructura, como reconocimiento automático entre dispositivos y facilidades para la transmisión de archivos. Pero la comunidad del software libre se distingue, sobre todo, por saber encontrar soluciones elegantes a los problemas de todos los días. Una mayor integración entre distintos dispositivos (y no sólo la clásica cliente-servidor) sería muy de agradecer, sobre todo si elimina las interminables fricciones entre plataformas.
Es hora de que empecemos a tomar en serio el mercado pervasivo en todas sus formas, y de que el software libre vuelva a tomar la delantera. GNOME ya ha dado los primeros pasos, y hay otros ejemplos (como por ejemplo Qtopia de Trolltech). Sólo así será una opción atractiva, además de robusta, para todas nuestras necesidades.
martes, 27 de noviembre de 2007
Software pervasivo
Etiquetas:
cacharros,
coche,
Debian,
Linux,
sincronización,
sistema operativo,
software
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario